A los guardianes de la moral nacional

Hemos tenido noticia, por fuentes algunas veces bien informadas, de que las personas que relacionamos a continuación han recibido, personalizada, la siguiente carta de la Secretaria del Centro de Documentación de la Novela Española.

Crisina Pieri Rossi, Luis García Montero, Manuel Vicent, Julio Llamazares, Luis Landero, José María Guelbenzu, Miguel García Posada, Feliciano Fidalgo, Juan Cueto, Juan Cruz, Francisco Calvo Serraller, Javier Marías, Juan Palomo, Rafael Conte, Antonio Muñoz Molina, José Luis Sampedro, Francisco Ayala, Fernando Savater, Andrés Trapiello, Juan José Millás, Félix de Azúa, Vicente Molina Foix, José Miguel Ullán, Rosa Montero, Maruja Torres, Almudena Grandes, Vicente  Verdú

Mi querido/a y admirado/a amigo/a: soy lector fervoroso de El País, Diario independiente de la mañana” y me dirijo a usted como defensor/a que es de las causas nobles, de la independencia, de la libertad, de la justicia, de la honestidad... Usted, bien lo sé, no participaría jamás en una merienda de negros -black’s picnic-, ni callaría ante ninguna injusticia, deshonestidad, desvergüenza, componenda o innoble pucherazo. Por eso, no me cabe duda de que si usted no denunció en su día el ingreso de Juan Luis Cebrián en la Academia ni denunciado ahora la de Javier Marías es porque no se ha enterado, pues semejante burla a la sociedad, tal injusticia a los verdaderos escritores y especialistas filólogos, tamaño atropello, tan rubeniana falacia se encuentra entre el tipo de delitos contra la decencia y la verdad contra los que usted suele arremeter con su acerada y limpia pluma. Hay desdichados, indecentes periodistas y colaboradores de periódicos que se ven obligados a comulgar con ruedas de avión y a bajarse las bragas ante personajes como Jesús de Polanco y el propio Cebrián por conservar un cagado rincón en el gallinero desde el cual cacarear. Pero usted no es de ésos, lo sé muy bien. ¡Qué feliz debe de sentirse siendo como es! ¡Y qué orgullosa  estará su mamá! Ánimo, amigo mío. Continúe por esa senda. Que si España ya no es una deformación grotesca de la civilización europea, como decía Valle Inclán -aquel tipejo resentido que apostrofaba contra “los cabrones de la Academia”- es porque ahora hay españoles o españolas como usted.
Post data para don Antonio Gala: y usted, don Antonio, especializado en detectar putrefacciones, ¿por qué no dedica una columna a tan macabro suceso? ¿O es que su especialidad es el Partido Socialista?