Excusatio non petita ...

En la página 48 de sus –da vergüenza escribirlo– Memorias, afirma García Posada: "Jamás he cantado el Cara al sol, nunca he ido a un campamento de Falange, no he sido requeté y en mi casa no se hablaba nunca del régimen". ¿Quién se lo había preguntado? ¿Quién había afirmado lo contrario? Sin embargo, ahí está la excusa posadiana y/o posadera para demostrar una vez más que la sentencia del adagio latino con que hemos titulado este apartadito nunca falla. Según ha contado a Mary Luz Bodineau el poeta y fino editor sevillano Abelardo Linares, Posaderas fue jefe de centuria de los flechas del cuartel de la calle Rioja en los primeros 50, y muchas veces se le vio algún primer viernes de mes o no sé que día, "vestío de tera mare" (sic), a las doce de la noche, frente a la cruz de los caídos en las murallas nor-noroeste-sureste del Alcázar, no sólo cantando el Cara al sol, sino dirigiendo a su tropa para rezar una oración que empezaba: "José Antonio, que estás en los cielos...." Según otro poeta sevillano, Pedro Rodríguez Pacheco, amigo de Posada hasta que éste renegó de él, "porque era pobre y sin influencias con las que traficar", a la entrada de la casa de los García Posada –llamados por quienes les conocían García Pomada, por su blando derechismo– había una bandera española  preconstitucional  y un retrato de don Claudio (nunca nos hemos sentido con  confianza para llamarle Claudillo). Para ser pregonero de la Semana Santa de Sevilla, dijo a Manuel Asensio N. R. F., que no ha querido que revelemos su identidad, había que acreditar ser adicto al régimen, y el padre del "Niño Michelín", malísimo poeta, pero persona respetable, que parece ser que nunca se pudo sobreponer al accidente de haber tenido un hijo tonto, lo pronunció. De manera que eso de que en su casa no se hablaba del régimen...  Seguiremos informando, pues se trata de un personaje al que, cada vez que pulsamos su nombre en nuestra ordenadora, salta el mensaje: "Personaje a destruir. Sumamente dañino. Peligroso".

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